Burgos, 21 de marzo del 2022.-  “Las tecnologías están impactando de lleno en los procesos productivos, dando lugar a una digitalización integral de la industria, desde los elementos físicos a los canales de información e interconexión”. Así lo concluye un informe de Mapfre sobre la nueva Movilidad Industrial. 

En concreto, esta transformación se está apreciando en soluciones que van desde la incorporación paulatina a la actividad de los vehículos de energías alternativas hasta la puesta en marcha de servicios basados en la colaboración entre distintos agentes -como los de entrega en puntos de conveniencia y casilleros inteligentes o la compartición de recursos tanto en el transporte como en el almacenamiento urbano.

El uso intensivo de las herramientas tecnológicas desde la recepción del pedido a la entrega de la mercancía, está permitiendo que, junto con aplicaciones ya plenamente implementadas -como los optimizadores de rutas o gestores de flotas- se estén incorporando otras nuevas más innovadoras basadas en tecnología avanzada:

– Cloud Computing. Metabuscadores en la nube para facilitar la contratación online de servicios de mensajería y de envíos para empresas y e-Commerce; Big Data para la gestión de activos y la previsión de la demanda en autopistas; o aplicaciones Blockchain en entornos de múltiples transacciones, como los servicios logísticos de los puertos.

– Mobile. Tecnología 4G para el transporte especializado de mercancías (peligrosas, con condiciones de conservación específicas, etc.); o mensajería instantánea destinada a la comunicación entre vehículos, que presenta múltiples aplicaciones informativas y de resolución de incidencias.

– IoT. Barcos autónomos basados en sistemas inteligentes y sensores para transporte y supervisión en situaciones de peligro; soluciones digitales para la transformación hacia puertos inteligentes que potencian el comercio y la logística (y que se integran en smart cities); o drones para el reparto regular de bienes de primera necesidad en zonas remotas o en emergencias.

Esta creciente interconexión que reclama la Industria 4.0 debe enfrentarse, irremediablemente, a problemas en materia de seguridad, ya que la logística conectada está permitiendo el nacimiento de un nuevo tipo de delincuencia digital.

Pero la seguridad cibernética no es la única preocupación en materia de protección que deben afrontar las empresas logísticas ante la irrupción tecnológica. El control de unidades de vehículos industriales para evitar robos es otro de los aspectos en los que tanto los sistemas tradicionales de gestión de flotas como los dispositivos basados en combinación de tecnologías de sonorización (IoT, GPS, 4G,etc.) están favoreciendo un gran avance para la monitorización completa desde origen a destino, tanto del medio como de la mercancía.

Además, hay que tener en cuenta que la cadena de suministro está compuesta por múltiples agentes de diversos tamaños, entre los que puede producirse una brecha técnica que interceda en el desarrollo óptimo del proceso logístico y en sus mecanismos de seguridad. Por eso para Ramón García “es necesario un cambio cultural, y que todas las empresas pequeñas y medianas comprendan que la tecnología no tiene por qué suponer una inversión elevada, sino que existen mecanismos como el pago por uso o el Cloud Computing con los que cualquier empresa puede utilizar servicios avanzados y herramientas muy complejas a precios asequibles”.

Todo este continuo proceso de transformación digital conllevará que la gestión de la cadena de suministro deba adaptarse y acometer cambios en los modelos de producción, compra y consumo, lo que requerirá “el desarrollo o consenso de estándares que hagan mucho más fácil, económico e interoperable su implantación”. Este escenario necesita:

– Comprender lo que está pasando, las oportunidades y amenazas. “Aquellas organizaciones que adquieran mayores capacidades digitales no sólo incrementarán su capacidad productiva y mejorarán su calidad y relación con el cliente, sino que también serán pioneras en entornos que les permitirán explorar nuevas posibilidades de negocio asegurando las actuales y defendiéndose ante posibles intrusiones de empresas -incluso ajenas al negocio, pero con altas capacidades tecnológicas-”, defiende Ramón García.

– Tener un compromiso firme con la innovación y el desarrollo tecnológico. Para ello es necesario educar al mercado sobre la existencia y posibilidades de los nuevos servicios y modalidades de su prestación, abogando siempre por la confluencia tecnológica: “No existe una única solución para adaptarse con éxito al nuevo entorno, sino que han de ser aplicadas de manera conjunta para mejorar en la operativa y el servicio ofrecido”.

– Tomar decisiones en cuanto al posicionamiento y modelo de negocio. La empresa debe disponer de amplia información sobre las tecnologías aplicables en su ámbito de actividad. Es decir, que se les ofrezca la posibilidad de conocer las soluciones que existen en el mercado para cada una de sus problemáticas concretas, previamente identificadas y analizadas, y adaptadas al tamaño y requerimientos de cada organización.

– Contratar los profesionales y desarrollar la cultura empresarial adecuada. Para aplicar todo el potencial tecnológico, las empresas necesitan “profesionales con formación sólida a nivel funcional en logística que sean capaces de identificar y analizar los puntos críticos y fijar el rumbo hacia el desarrollo de una cadena de suministro conectada”.

– Generar una fuerte sensibilidad hacia la ciberseguridad. Las organizaciones tienen que adaptar sus procesos y modelos de negocio para que, incorporando todas las medidas de seguridad a su alcance, obtengan un nivel de protección acorde con el apetito de riesgo que establezcan y los niveles de cumplimiento normativo y ético que deseen alcanzar.

– Liderar el cambio. Industria 4.0, tanto por su peso en los mercados internacionales, como por su capacidad de generar relaciones comerciales a gran escala.

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