Burgos, 11 de febrero del 2025.- El diario El Mundo (Medio Ambiente) ha destacado en un informe los errores que se están cometiendo en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad. En los últimos 50 años, el planeta ha perdido entre el 2% y el 6% de su biodiversidad por década. De seguir a este ritmo, los nietos de la generación que acaba de nacer, conocerán un planeta Tierra en el que sus especies animales, vegetales, hongos, e incluso virus y bacterias no se parecerán en absoluto a las que conocemos hoy en día.
La Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) de la ONU, formada por más de 150 países, acaba de hacer público en Namibia el informe Nexos, con análisis, consejos y recomendaciones para afrontar las cinco grandes crisis que amenazan el planeta: biodiversidad, agua, alimentación, salud y cambio climático.
El informe, elaborado por 165 expertos de 57 países, pone de manifiesto que estas crisis «están interrelacionadas, interactúan entre ellas, provocan efectos cascada y se agravan mutuamente cuando se afrontan por separado».
El documento afirma que la biodiversidad está disminuyendo a todos los niveles, aun cuando el 50% del PIB mundial depende de sectores ligados a la naturaleza. «En la toma de decisiones se priorizan los beneficios económicos a corto plazo mientras se ignoran los costes para la naturaleza. Y eso que los costes no contemplados de los planteamientos actuales de la actividad económica ascienden como mínimo a entre 10.000 y 25.000 millones de euros al año», afirma la profesora de Ecología Humana Pamela McElwee, Copresidenta de Evaluación del informe del IPBES, junto con la profesora del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, Paula Harrison. Retrasar las medidas necesarias para alcanzar los objetivos políticos también aumentará los costes de su aplicación, concluye el informe.
Estos continuos declives, en gran parte como resultado de la actividad humana, tienen repercusiones directas sobre la seguridad alimentaria y la nutrición, la calidad y disponibilidad del agua o la resiliencia al cambio climático.
«Un mensaje clave del informe es que los efectos cada vez más negativos de las crisis mundiales entrelazadas tienen repercusiones muy desiguales, afectando desproporcionadamente a unos más que a otros», afirmó Harrison. Más de la mitad de la población mundial vive en áreas que experimentan los mayores impactos derivados del declive de la biodiversidad, de la calidad del agua y de la seguridad alimentaria.
El 42% de la población mundial no puede permitirse una dieta sana. Más de 800 millones de personas de Asia y África están afectados por la inseguridad alimentaria y la diferencia de esperanza de vida entre regiones del mundo ronda los 20 años, con casos extremos como entre Japón y Chad que es de 31.
«La biodiversidad es vital para satisfacer la creciente necesidad de alimentos, piensos, fibras y combustibles de la humanidad, pero tenemos que producir más con menos», concluye dicho informe.

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