Burgos, 12 de setiembre 2024.- El resultado de las elecciones presidenciales de noviembre de este año en Estados Unidos será muy importante para la diplomacia climática, advierten los especialistas en las negociaciones internacionales del clima. Quienes recalcan que los comicios estadounidenses supondrán “la dura elección entre continuar por el camino del Inflation Reduction Act (IRA) y hacerse competitivo y un actor importante en las cadenas de suministro de energía limpia que estructurarán la base industrial de ese nuevo orden energético, o encerrarse en su pasado de combustibles fósiles”.

“El Inflation Reduction Act ya ha catalizado 213.000 millones de inversión en la fabricación de cadenas de suministro de energía limpia, lo que incluye proyectos en las cadenas de suministro de energía solar, baterías, energía eólica, electrolizadores e hidrógeno”, agregó, y destacó también su impacto global, impulsando a países como Australia, Canadá o Corea a adoptar políticas similares con las que acelerar sus transiciones energéticas.

Allan no cree que el IRA en sí corra peligro. Incluso si Trump se instala de nuevo en la Casa Blanca, «es poco probable que se invierta», dijo el experto, y se remitió a una carta enviada al portavoz republicano Mike Johnson el pasado 6 de agosto, en la que 18 representantes republicanos del parlamento estadounidense se pronunciaron “muy claramente” en defensa de los créditos fiscales a tecnologías de energía (eso sí, tanto limpias como sucias).

El riesgo que destaca este especialista es que “aún queda mucho por hacer” y correcciones que aplicar –pues esos créditos fiscales, por ejemplo, también están apoyando al sector de los combustibles fósiles– y, con o sin esas ayudas, “la industria del petróleo y el gas de EEUU ha experimentado un auge y ha convertido a EEUU en el mayor productor de petróleo del mundo”, algo que ha socavado el liderazgo climático de Washington, lamentó Allan.

Mientras el equipo de Trump “no va a impulsar más la política industrial de energía limpia”, Kamala Harris sí se ha posicionado a favor de la continuidad del IRA. De hecho, el equipo económico de la candidata demócrata incluye a asesores como Brian Deese o Mike Pyle, que trabajaron en el diseño de esta política industrial nacional y global para descarbonizar las cadenas de suministro energético.

Por lo tanto, 2025 va a ser un año importante para la diplomacia climática, pues en la cumbre del clima de la ONU que se prevé celebrar a finales de ese año en Brasil (COP30), los países deberán presentar sus compromisos de reducción de emisiones determinados a nivel nacional (NDCs) e incrementar el compromiso de esos planes con los que cada estado planea descarbonizar sus economías a fin de lograr los objetivos de contención del calentamiento global.

Así, el resultado en las urnas estadounidenses será «vital», sobre todo, en lo que respecta a la posición en el tablero multilateral de EEUU, el mayor responsable histórico de las emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el aumento de temperatura global y desestabilizan el sistema climático del planeta.

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