Los auténticos efectos negativos de la crisis del 2020 los empezaremos a sufrir, en las cuentas de los consumidores y las empresas, a partir del 2023
Burgos, 13 de setiembre 2021.- La economía española cayó un histórico 10,8% en 2020, como consecuencia del parón de tres meses para combatir la pandemia mundial del Covid19. La mayor caída registrada desde el final de la Guerra Civil en 1939.
La previsión del FMI de actividad económica en España o riqueza anual para el 2021 será entre un 5,6% y un 6%. Y para 2022, menos del 4,4%. Es decir, que la caída del 2020 se recuperará en los siguientes meses, si se controla la propagación mundial del Covid19 y no suceden otros imprevistos.
Durante 2021 y 2022 la economía española está inmersa en un “efecto rebote”, subvencionado por los Fondos Europeos de Recuperación y con el Banco Central Europeo adquiriendo la deuda española.
Un vez que se acaben los fondos europeos y la Unión Europea vuelva al rigor en el déficit público y la inflación, llegarán políticas de ajuste, reformas estructurales y subidas de impuestos. Unas medidas impopulares que activará en España el Gobierno que salga de las Elecciones Generales de 2023.
Por lo tanto, los auténticos efectos negativos de la crisis del 2020 los empezaremos a sufrir, en las cuentas de los consumidores y las empresas, a partir del 2023.

Mientras tanto, otro indicador importante es el nivel de financiación de las entidades bancarias para empresas, consumidores, compara de vivienda, créditos al consumo. La situación es la siguiente:

Los niveles de empleo, previos a 2020, se recuperarán previsiblemente a partir de 2023 según el Banco de España. De momento, la radiografía de la contratación laboral referenciada a 2019, es aún inferior:

La auténtica recuperación será en décadas
Pablo Hernández de Cos, Gobernador del Banco de España: “No hay que iniciar todavía el proceso de consolidación fiscal, la retirada prematura del apoyo fiscal sería muy dañina para la economía. Pero desde el punto de vista de la credibilidad de la política económica sería adecuado anticipar el diseño de un plan de ajuste a medio plazo. Y sería deseable que fuera consensuado ya que estamos hablando de planes que requerirán bastantes años de ejecución. Y con esta credibilidad, las medidas de estímulo a corto plazo serían además más eficaces. Pero hay que tener en cuenta que partíamos antes de la crisis de un déficit estructural de alrededor del 3% del PIB, al que hay que añadir algunas medidas de gasto estructural, como el Ingreso Mínimo Vital y la vinculación de las pensiones con el IPC, así como un probable mayor esfuerzo en gasto sanitario, un gasto por intereses de la deuda más elevado y un posible deterioro del crecimiento potencial de la economía. En conjunto, en el Congreso mencioné la necesidad de afrontar en esta década la reducción de un déficit estructural de alrededor del 5% del PIB. Con las reglas actuales del Pacto de Estabilidad de corregir al menos un 0,5% anual, el ajuste llevaría diez años, lo que permitiría reducir progresivamente la ratio de deuda pública sobre PIB. La aplicación de reformas estructurales dirigidas a mejorar el crecimiento potencial ayudaría de manera crucial a esta tarea. De ahí la necesidad de consenso sobre algunos parámetros básicos de la política económica, incluidas las reformas estructurales”.
La economía de la zona euro registró un repunte del 2,2 por ciento en el segundo trimestre de 2021 en comparación con el periodo anterior, tras una caída del 0,3 por ciento entre enero y marzo, según ha informado este martes la oficina comunitaria de estadística, Eurostat. De la misma forma, el conjunto de la economía de la Unión Europea (UE) experimentó un crecimiento del 2,1 por ciento frente al trimestre precedente, cuando se había contraído un 0,1 por ciento y saliendo así de la recesión. En comparación con el mismo trimestre de 2020, el PIB de la zona euro se elevó un 14,3 por ciento, mientras que el de los Veintisiete creció un 13,8 por ciento. En el primer trimestre, en ambos casos había descendido un 1,2 por ciento interanual. Entre los países cuyos datos estaban disponibles, Irlanda registró el mayor incremento de su PIB (+6,3 por ciento), seguida de Portugal (+4,9 por ciento), Letonia (+4,4 por ciento) y Estonia (+4,3 por ciento). Solamente se registraron descensos en Malta (-0,5 por ciento) y Croacia (-0,2 por ciento). En comparación con el segundo trimestre de 2020, los mayores incrementos del PIB se dieron en Irlanda (21,1 por ciento), España (+19,8 por ciento) y Francia (+18,7 por ciento).
En cualquier caso, recomendamos escuchar y anotar las conclusiones del Gobernador del Banco de España en este Webinar:
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